martes, 19 de noviembre de 2013

Los Cínco Espíritus del Budo


Existen cinco mentes o espíritus fundamentales en el Budo: shoshin, zanshin, mushin, fudoshin y senshin. Estos antiguos conceptos, sin embargo, son enormemente ignorados en los dojos modernos. El budoka que emplea el tiempo necesario para comprender las lecciones de estos cinco espíritus, madurará hasta convertirse en un artista marcial competente. El estudiante que no toma el tiempo necesario para aprender e interiorizar estos espíritus, siempre estará falto de calidad en su entrenamiento.
Shoshin: (初心) Espíritu de Principiante
Zanshin: (残心) Espíritu de Alerta
Mushin: (無心) No-Mente
Fudoshin: (不動心Espíritu Inamovible
Senshin: (先心) Espíritu Purificado


Shoshin
El estado de Shoshin es el del espíritu del principiante. Es un estado de alerta que permanece siempre plenamente consciente y preparado para ver cosas por primera vez. La actitud de shoshin es esencial para un aprendizaje continuado. O’Sensei decía “No esperéis que yo os enseñe. Debéis robarme las técnicas vosotros mismos”. El estudiante debe jugar un papel activo en cada entrenamiento, empleando una actitud shoshin, para poder robar la lección del día.
Zanshin
El espíritu de zanshin es el estado de espíritu alerta. Se describe a menudo como un estado sostenido y enaltecido de alerta. Sin embargo, el verdadero zanshin es un estado de concentración antes, durante y tras la ejecución de una técnica, donde se conserva una conexión entre tori y uke. Zanshin es el estado de la mente que nos permite estar conectados, no sólo a un atacante, sino a múltiples atacantes e incluso a un contexto: un espacio, un tiempo, un evento…
Mushin
El término original es “mushin no shin”, cuyo significado es “el espíritu de la no-mente”. Es un estado de la mente en el que no existe el miedo, la rabia o la ansiedad. A menudo se define mushin con la frase “mizu no kokoro”, que significa “mente como el agua”. Esta frase es una metáfora que describe la laguna que refleja lo que la rodea con calma, pero cuyas imágenes se desdibujan cuando un simple guijarro cae a sus aguas.
Fudoshin
El estado de fudoshin se caracteriza por una mente inalterable y un espíritu inquebrantable. Es coraje y estabilidad, manifestados mental y físicamente. En lugar de indicar rigidez e inflexibilidad, fudoshin describe una condición que no es fácilmente alterada por pensamientos internos o fuerzas externas. Es capaz de recibir un fuerte ataque manteniendo la compostura y el equilibrio. Recibe y cede ligeramente, con las raíces bien plantadas, y refleja la agresión de vuelta a su origen.
Senshin
Senshin es el espíritu que trasciende los cuatro primeros estados de la mente. Es un espíritu que protege y armoniza el Universo. Senshin es un espíritu de compasión que abarca y sirve a toda la humanidad, y cuya función es reconciliar la discordia en el mundo. Mantiene que toda vida es siempre sagrada. Es la mente del Buddha, y la percepción de O’Sensei de la función del Aikido.
Conseguir el senshin es esencialmente equivalente a la iluminación, y puede muy bien exceder el ámbito de la práctica diaria. Sin embargo, los cuatro primeros espíritus probablemente pueden ser obtenidos por el practicante serio a través de la alerta y el entrenamiento sincero. Obtener estos estados de la mente pueden beneficiar al estudiante de innumerables formas.
Shoshin puede liberar al estudiante de un frustrante proceso de aprendizaje, dándole la capacidad de discernir lo que no era capaz de ver con anterioridad. Zanshin puede elevar la percepción total del estudiante, mejorando la práctica de su randori. Mushin puede liberar la ansiedad del estudiante sometido a presión, mejorando su rendimiento en los exámenes. Fudoshin puede proporcionar la confianza para mantener la posición bajo ataques físicos desproporcionados. El budoka serio debe siempre encontrar formas de incorporar estos espíritus en su entrenamiento diario.

domingo, 25 de agosto de 2013

Conversaciones con Sugano Sensei. (1994).


Seiichi Sugano (1939-2010)8° Dan, Shihan New York Aikikai, Director Técnico de Australia y Bélgica
 

 
 
 
 
Sugano Sensei - 40 años de Aikido, y aun encontrando algo nuevo…

Entrevista por Mike Clarke

Han sido 30 años desde que Sugano Sensei vino por primera vez a Australia. En ese tiempo y con la ayuda de sus alumnos más antiguos, él ha construido una asociación fuerte y verdaderamente nacional para aquellos quienes desean descubrir el arte del Aikido.
 
Como Uchi-deshi (alumno interno) de O-Sensei Morihei Ueshiba, el fundador del Aikido, Sugano Sensei recibió su instrucción desde la misma fuente original de conocimiento de Aikido, y en las últimas tres décadas se ha dedicado a dar ese conocimiento a todos quienes están preparados a recorrer el camino y hacer frente al reto de este fascinante arte.
 
A los 55 años, parece tener 20 años menos. Su aproximación vigorosa y entusiasta al entrenamiento, y su obvio placer en instruir, muestra que él no ha perdido nada de su amor por el arte de la paz.
 
Como invitado del AikiKai de Australia, yo participé en una escuela de invierno por seis días en 1994, en un sitio llamado “The Mountains” (cerca de Sídney). La locación y la organización fueron de primera clase, hasta el clima, que rompió récord de calor para un mes de julio (temperaturas de más o menos 25 grados ºC).

Durante mi tiempo allá, pude conocer algunas personas realmente amables, que me hicieron sentir muy bienvenido. Hay un dicho en las artes marciales que reza, “Si quiere saber cómo es el maestro, mire a sus alumnos”. No fue ninguna sorpresa para mí entonces, hallar que tanto en naturaleza como en actitud, tanto el maestro como los alumnos se reflejaban entre ellos.
 
Desde sus comienzos a mediados de la década de los 60 hasta ahora, Sugano Sensei ha usado la máxima “Calidad, no Cantidad”. Esta mentalidad es evidente no solamente en las técnicas de Aikido sino también en las mismas personas.
 
Esto es entonces un recuento de mis conversaciones con Sugano Sensei, un hombre por el cual tengo el respeto más grande. Fue entrevistado por última vez para AFA por mi colega, Erie Montaigue, en el año 1989, y en aquel momento él decía lo siguiente sobre Sugano Sensei: "Shihan Sugano es uno de los personajes más sencillos y sin pretensiones ni ego que he conocido”. Sólo puedo hacer eco de ese sentimiento…
 
Sensei, usted ha dicho en una entrevista anterior que el entrenamiento previo a la Segunda Guerra Mundial era más duro que el de hoy. ¿Cómo y por qué ha cambiado?
 
Cuando dije más duro, quise decir que hoy en día es mucho más estilizado que en aquellos días. Esto es porque el Aikido ha sido expuesto a muchas personas ahora. La comprensión de la gente sobre su cuerpo y el mundo también ha cambiado mucho. Usted ve, antes quien quiera que estuviera entrenando estaba directamente conectado a O-Sensei. Eso era un número relativamente pequeño de personas, y su exposición a otras cosas no hubiese sido igual que para las personas hoy en día.
 
¿Cómo ha cambiado su entrenamiento a lo largo de los 40 años desde que comenzó?
 
Ha cambiado porque mientras he envejecido y vivido muchos más años haciendo Aikido, mi comprensión de ello ha evolucionado. Esa es la razón por la cual, por lo menos para mí, mi Aikido se ha desarrollado de la manera que lo ha hecho. Otros maestros estarán enseñando quizás de una manera diferente, según su forma de pensar y las diferentes experiencias que han tenido.

Así que diría que ha cambiado su entrenamiento en la medida en que va “envejeciendo”.

Bueno... no tanto cambiar en el sentido que se planifique cambiar algo cuando se llega a cierta edad. O-Sensei decía que antes de la edad de 25 es bueno para entrenar duro. Usted puede concentrarse en la técnica física en este tiempo y entrenar duro porque todavía está creciendo y haciéndose más fuerte. A los 30 ya usted debería estar expandiendo su conocimiento técnico a través de su experiencia, además de lo físico. Para entonces ya su crecimiento se ha detenido, por lo menos en lo físico. Pero su Aikido no se ha detenido. Así que no es como un cambio planificado, pero más como una evolución de su Aikido sin que lo sepa usted o que se dé cuenta.

Estoy hablando en general, y para las personas que comienzan temprano como adolescentes. De nuevo, la manera en que usted evoluciona también tiene mucho que ver con quien sigue. El maestro hace una gran diferencia en su desarrollo. Para mí, yo diría que mi comprensión técnica es diferente ahora que hace 10 o 20 años atrás. También mi experiencia crece mientras pasa el tiempo. Así que aun cuando usted ve mi técnica y no nota ningún cambio, esto no significa que adentro no he cambiado, porque quizás ahora yo puedo tener una mayor comprensión de lo que estoy haciendo.

¿Esta evolución de qué manera afecta la forma en que usted enseña?

jueves, 8 de agosto de 2013

Aikido: Preguntas y Respuestas. Doshu Moriteru Ueshiba. --------PARTE 2.



¿Cuántas técnicas hay en Aikido? 

Actualmente en el Dojo Central hay alrededor de cincuenta técnicas fundamentales y básicas. Sin embargo, una vez que se dominen estos movimientos básicos, y se entiendan los principios del Aikido, es ilimitado el número de las varias aplicaciones. Las técnicas de Aikido no se aprenden externamente simplemente copiando los movimientos. Igual como es imposible que todo el mundo quepa en un solo molde, lo mismo con las técnicas que emergen libremente desde adentro en los movimientos Aiki de gran alcance. 

¿Cuál es la diferencia entre “técnicas fundamentales” y “técnicas básicas”? 
Las técnicas fundamentales son primarias. Si dibujamos un paralelo con las matemáticas, las técnicas fundamentales serían como los Cinco Principios de Euclides. Esos principios fundamentales son la base para la geometría aplicada. Debido a que las técnicas fundamentales son como máximas, no hay movimientos en Aikido que violen esos principios. Las técnicas básicas son aquellas técnicas deducidas a partir de las técnicas fundamentales, y durante el entrenamiento las pruebas de las máximas se demuestran claramente. 

Existen aquellos que les gusta crear sus propias máximas, pero esto no es posible en Budo. 
Todos los movimientos deben seguir principios naturales, y no pueden ser construidos artificialmente.

Aquí hay un ejemplo: si deja caer una piedra, caerá a la tierra debido a la gravedad, y ese principio nunca podrá ser retado. Es una máxima que debe ser observada, y una vez esto se entiende como base, podrá ser utilizado. A partir de esa máxima fundamental, emergen los movimientos básicos, y a partir de los movimientos básicos emanan las variaciones.
 
¿No es un problema recordar tantas técnicas?

viernes, 19 de julio de 2013

Aikido: Preguntas y Respuestas. Doshu Moriteru Ueshiba.


El Aikido puede ser difícil de comprender para la gente moderna. Muchos sólo han tenido experiencia con los deportes y juegos que enfatizan un entrenamiento puramente físico y técnico, y la competencia organizada que requiere una clara distinción entre ganador y perdedor. Debido a que el enfoque de Aikido no es como eso, los recién llegados al arte a menudo se sienten desconcertados. A fin de hacer que el Aikido sea más accesible, aquí vamos a emplear un formato de pregunta y respuesta para tratar con las consultas más comunes. Muchas de las respuestas pueden parecer sorprendentes al principio, pero una vez que haga la práctica actual del Aikido, usted pronto aprenderá a apreciar su carácter único.

¿Cómo se diferencia el Aikido de los deportes comunes u ordinarios?


Aikido es Budo. Es un tipo especial de arte marcial que enfatiza en el desarrollo espiritual.

Sin embargo, también es cierto que el Aikido ha sido reconocido como miembro de la GAISF, una asociación internacional de federaciones deportivas desde 1984, entonces no es inconcebible considerar que el Aikido sea una especie de actividad atlética cercana al deporte. Debe ser notado sin embargo, que en los Juegos Mundiales patrocinados por GAISF no hay competencia organizada, y está libre del despliegue publicitario o comercialismo de los Juegos Olímpicos.

Mientras los deportes se enfocan completamente en la competencia, el propósito primario de Aikido es el desarrollo espiritual del ser humano completo. En Aikido, nunca recurrimos a las artimañas, decepción, o fuerza excesiva para superar o vencer a un oponente. Es así cómo se diferencia el Aikido de los deportes.

En el mundo moderno de los deportes, a menudo se menciona el manejo mental, pero si el control mental solo se emplea para derrotar a un oponente, en realidad no facilita el desarrollo espiritual. Es por eso que en Japón, el Ministerio de Educación ha emitido una directriz para los instructores de no desatender el aspecto espiritual de la educación deportiva. Muchos educadores ahora se dan cuenta que ganar no es la meta absoluta ni el motivo absoluto de los deportes, y quizás el Aikido y los deportes eventualmente llegarán a compartir algo de perspectiva similar.

En conclusión, nosotros debemos declarar otra vez que el propósito primario de Aikido es el desarrollo espiritual. Es Budo, y el arte emergió de un entorno en el cual el asunto de vida o muerte se decidía en un instante. El Aikido mira al ser humano completo, al nivel más profundo, algo que no pueden hacer los deportes. El Aikido emplea los métodos de entrenamiento de las artes marciales tradicionales dentro del contexto de la sociedad moderna.

¿Por qué no hay torneos en Aikido?

miércoles, 5 de junio de 2013

Entrevista corta a Tamura Sensei.



Transcripción:

- " El Aikido es un viaje personal, evito venderlo. "

- " Solo practícalo y siéntelo. Si no lo sientes no puedes entenderlo. "

- " Si piensas demasiado separas tu mente y tu cuerpo, el Aikido los une. "

- " Enseñamos lo que aprendimos en Japón, pero existe mas de una manera de enseñar, tu lo sabes... "

- " En Japón los maestros no explican, dicen, si no entiendes por medio de la observación, no lo harás por medio de una explicación. "

- " En la vida si algo te gusta lo buscarás. "

- " Quiero que disfrutes de la práctica, pero nadie puede hacerte disfrutar del proceso, debes elegir disfrutarlo primero, debes cambiar tu corazón. "

- " Todo en la vida necesita un centro, debes poner un centro en algún lugar. En nuestro cuerpo el Seika Tandem justo debajo de nuestro ombligo es nuestro centro. Un centro fuerte está inmovil, con un centro potente el resto puede moverse libremente. "

- " Practico Aikido porque me mantiene saludable. Un hombre anciano debe mantenerse saludable. "

- " Si has encontrado el Aikido me gustaría que continuaras, pero no se trata de lo que yo quiera sino de lo que tú desees. Al fin y al cabo es tu Aikido, lo que yo haga o piense no es lo importante.  "

Sensei Nobuyoshi Tamura

jueves, 16 de mayo de 2013

Proceso natural de "madurez" de la técnica.

por Endo Seishiro Shihan.

“Existe un concepto de “SHU” (permanencia), “HA” (rotura) y “RI” (libertad), que describe cómo un individuo se envuelve en  la “forma” al entrenar. “SHU” es el proceso por el cual seguimos las formas fielmente e intentamos dominar los fundamentos del arte. Es la llamada etapa de aprendizaje. 

Puesto que los excelentes predecesores hicieron un gran esfuerzo durante mucho tiempo por acumular la forma, es natural seguirlos. Al mismo tiempo, es inevitable que pongamos algo de nosotros mismos en la forma final, ya que entrenamos dentro de ella. Incluso si la forma es maravillosa, es inevitable que alguien no se sienta del todo cómodo con ella, ya que cada forma ha nacido de diferentes personas que tienen diferentes cualidades, cuerpos y experiencias fundamentales en la vida.



Cuando profundizamos en el aprendizaje de la forma, las dificultades se presentan naturalmente. En este punto, debemos sentir el deseo de “romper la forma”, destruyendo la forma que hemos dominado. Esta es la etapa de “HA”. Sin embargo, “HA” no es un estadio de larga duración, ya que no es una situación soportada por un espíritu de creatividad. Cuanto más se rompe la forma, más vacíos nos sentimos. Nos encontramos con que somos alcanzados por “la forma”, mientras estamos rompiendo “la forma”. Queremos liberarnos de tal cautiverio y deseamos realizarlo con una mente verdaderamente libre.

Cuando se alcanza esto, se llega a la etapa de “RI”. “RI” es la etapa de crear nuevas formas, cuando “hay madurez”. Allí, el que entrena está preparado para olvidar las formas y realiza lo que no está en la forma.”


Seishiro Endo Shihan, 8° dan Aikikai Hombu Dojo.

jueves, 28 de febrero de 2013

Encuentro con Yamada Sensei

Por: Yesid Sierra.  www.aikidomx.com


Antes de avanzar debo decir que soy uno de los muchos alumnos de Yamada Sensei que han visitado su dojo en New York como Uchi Deshi, por ciertos periodos de tiempo y de los que asiste regularmente a sus seminarios. Tengo un dojo reconocido por él y en algunas ocasiones tuve la suerte de disfrutar de las legendarias fiestas que ofrecía a sus Uchi Deshi. Si a esto le sumamos que la relación entre alumno y maestro es de ida y vuelta, y que cada quien se hace su propia idea del otro, debo admitir que este texto es más mi impresión personal, mi opinión y mi sentir; que un texto objetivo sobre una relación sensei – alumno. Con las palabras previas en mente, en adelante diré lo que me gusta de ser alumno de Yamada Sensei y por consiguiente algo de lo que he aprendido de esta relación.


Puntualidad y responsabilidad


No se me olvida nunca uno de los días que teníamos clase a las 6:45 am en el Dojo de New York. Llevábamos entrenando unas cuantas jornadas junto con un grupo con el que habíamos decidido visitar este Dojo. Un día de ellos se nos anunció que esa noche haríamos una reunión con Yamada Sensei. Hubo vino, sushi, música latina y muchas risas. Recuerdo haber contado deshis de todos los continentes en esa ocasión. Europa, América, Oceanía, Asía y Europa estaban representados. Aunque después de la reunión, Yamada Sensei había salido del New York Aikikai como a eso de las 3 am; poco antes de las 6 am sentí sus pasos en el lugar. Yo dormía en uno de los sofás cercanos a la entrada del dojo y por ello, su llegada fue evidente para mí. Caminaba como si no hubiera sucedido nada la noche anterior, un hombre que casi me doblaba la edad presto a dar la clase de las 6:45am. Yo luchaba con el cansancio, el sueño y la resaca.


En todos los años que he seguido a Yamada Sensei, no lo he visto llegar tarde una sola vez a sus clases, ya sean sesiones de seminarios o en su Dojo de New York. Siempre está respirando o relajándose unos minutos antes de iniciar. Puntualmente entra al tatami, camina al frente del Kamiza, golpea suavemente su cintura con su mano derecha (los que lo han visto sabrán a qué gesto me refiero), y puntualmente hace saludo a la foto de O´Sensei.  Desde mi perspectiva es una de los aprendizajes que me ha dejado sin decirme una sola palabra. Con el ejemplo me ha enseñado la importancia de ir al tatami a la hora comprometida. No importa lo que suceda antes o después.



Flexibilidad


En mis viajes por los Dojos, seminarios y escuelas de Aikido he visto en muchas ocasiones el síndrome de la copia. Alumnos que parecieran buscar hacer el movimiento de manera exactamente igual a su maestro. Maestros que exigen a sus estudiantes poner el pie así y los brazos asá de tal manera que hasta los gestos faciales terminan siendo similares. Cuando veo esto me pregunto ¿acaso el Aikido no es un arte? y como tal está sujeto a las interpretaciones individuales. Simplemente no lo entiendo pues yo no puedo imitar a un señor de 120 kilos o a una mujer de 50. Si a esto le sumamos las diferentes edades, nuestra crianza y la cultura a la que pertenecemos, la imitación es algo casi imposible y si se logra; desde mi punto de vista; no es completamente la apropiación personal de un conocimiento.


En este sentido, Yamada Sensei no tiene alumnos copia, o realmente muy pocos son copia de él[1]. He estudiado con algunos de sus más viejos estudiantes dentro de los que se encuentran Harvey Konisberg, Peter Bernath, Donovan Waite, sólo por mencionar unos cuantos de los más conocidos pues en el mundo se cuentan por miles sus discípulos avanzados y en su Dojo sin duda son más de 20 los instructores activos. Yamada Sensei habla poco de esto, pero desde años atrás sus seminarios son ejemplo de expresión de diferentes visiones. Al inicio de su llegada a EEUU trabajaron muy de cerca algunos de los últimos alumnos internos de O´Sensei: Chiba Sensei, Kanai Sensei, Sugano Sensei y Tamura Sensei. Todos con movimientos particulares y concepciones diferentes. Se juntaban para dar seminarios y en esta mezcla los más beneficiados eran los estudiantes que podían ver, interpretar, comprender y analizar diferentes miradas.


Los estudiantes de Yamada Sensei se cuentan por miles al igual que sus expresiones del Aikido. Sensei Yamada siempre ha promovido que sus estudiantes comprendan diferentes visiones y que se apropien de ellas. De hecho él tiene una expresión que es “robar el conocimiento” e invita a sus estudiantes a robar el conocimiento de los otros. Además en varias ocasiones he sido testigo de que la palabra “estilo” en el Aikido no le gusta.


Observando a la gran cantidad de estudiantes de Yamada Sensei, te encuentras ante una gran diversidad, que aunque parecen reflejos externos, es evidente que manejan y conocen a detalle los principios del Aikido. Equilibrio, centro, fluidez, elegancia, armonía… Yamada sensei ha sabido permitir que sus estudiantes descubran, comprendan y expresen los principios del Aikido de maneras completamente diversas. Muchos de sus estudiantes ya cuentan con un nombre propio en el mundo del Aikido y con una interpretación del arte que ha dejado huella en muchas personas.


De nuevo y sin decir una palabra al respecto, Yamada Sensei me ha enseñado que el Aikido es diverso, flexible pero que es importante conservar ciertos fundamentos que hacen que la técnica sea sólida.



Empatía y universalidad


Con los años Yamada Sensei cada vez es más demandado en diversas ciudades del mundo para enseñar. La pregunta obvia es ¿cómo le hace para que tantos estudiantes en el mundo lo quieran ver? Las variables son diversas, carisma, profesionalismo, universalidad de su enseñanza, y seguro las respuestas a la pregunta son muchas más. Yo me centraré en dos características que veo en él. 


Ves a Yamada Sensei dictar un seminario y a sus más de 70 años sigue siendo estricto y cuidadoso pero aunque en sus clases haya miles de personas tengo la seguridad de que muchas y  muchos sentimos o queremos pensar que la clase la está realizando para nosotros. Camina por todo el tatami, corrige a algunas personas, observa y trata de igual manera a todos. Sonríe y tanto a su llegada como a su salida está presto a saludar informalmente. Permite que se tomen muchas, muchas fotos y siempre busca que haya una referencia cercana de él. En ese sentido es un gran ejemplo para quien quiere aprender un poco de relaciones públicas.


En cuanto a su Aikido es evidente que es un gran didacta. Los movimientos que enseña pueden ser ejecutados por miles de personas, sus explicaciones son accesibles y en ocasiones divertidas. Lo anterior lo hace siempre preservando y enfatizando los principios del arte. Sin duda su manera de enseñar Aikido es Universal. Tanto asiáticos como europeos de oriente y occidente, americanos y personas de Oceanía siguen su enseñanza. El Aikido de Yamada Sensei no tiene secretos ni gestos innecesarios y aunque es un ser humano de cierta edad, es un Aikido físicamente exigente. Sus alumnos se cuentan de todos los colores, sabores, tamaños y edades. Yamada Sensei es un Aikidoca con un increíble don de gentes y su Aikido es Universal.



Mantener el espíritu y construir un negocio


En algún momento muchos de los practicantes terminamos enseñando. Generalmente comienza esto cuando tu Sensei te pide que lo cubras en una clase. Poco a poco te vas dando cuenta que es parte del proceso. Estar frente a un grupo es una de las muchas aristas del aprendizaje. Luego, si tienes suerte, te piden que enseñes en otro lugar que ya no es la escuela en donde aprendiste y si el viaje continúa terminas manejando un Dojo.

Yamada Sensei en esto también tiene mucho que enseñar. Su New York Aikikai, es quizá la escuela de Aikido más antigua y exitosa de occidente y a esto se suma que es el cuartel general de la Federación de Aikido de Estados Unidos, también una de las organizaciones más fuertes de Aikido en el mundo. Tanto su dojo como su federación son ejemplo.


Lo digo pues ha sabido adaptarse a las generaciones, ha sabido leer la cultura del momento y ha sabido hacer los ajustes necesarios para que el crecimiento de su escuela no permita que se dejen de conservar los principios de un Dojo tradicional. En su Dojo siempre podrás encontrar Uchi Deshis comprometidos con el arte y estudiantes que llegan silenciosamente a las clases minutos antes de iniciar. Al final de cada sesión se limpia el tatami y las clases son reflejo de la calidad de enseñanza y de la diversidad cultural del mundo en el que nos tocó vivir.


Al llegar al New York Aikikai sientes esas ganas de quedarte, de saber que aprenderás mucho Aikido, que la tarea será exigente pero que lo puedes lograr pues hay estudiantes de todos los colores, sabores y tamaños. Sientes que puedes hacer amigos y que a la hora de hacer Aikido estás haciendo un trabajo serio. El New York Aikikai es ejemplo de un negocio próspero al servicio de la comunidad, pero en el que la apertura no ha permitido que se pierda el arte. En esto también debemos aprender de Yamada Sensei, en su capacidad de construir un Dojo saludable financieramente y en el que se preserva el arte.


Las anteriores son sólo algunas de las lecciones que quisiera explorar más profundamente de mi encuentro con Yamada Sensei. Su puntualidad y responsabilidad; su flexibilidad; su empatía y universalidad y su capacidad de construir una escuela como el New York Aikikai. Parecen pocas, pero para mi son grandes e invaluables lecciones de un SENSEI.

[1] Creo que Noriko Oba, asistente de Yamada Sensei en New York Aikikai, es una persona que ha estudiado juiciosamente el Aikido de su Shihan y en ella pueden reflejarse muy bien los movimientos de él.

Sensei Yesid Sierra - 4° dan
Fuente: http://blog.bogotaikido.com/2013/01/encuentro-con-yamada-sensei.html?spref=fb

miércoles, 6 de febrero de 2013

La critica a los demás según el Hagakure


El Hagakure (葉隠 que significa "a la sombra de las hojas" o "escondido en la vegetación") es una obra literaria japonesa escrita por Yamamoto Tsunetomo (1659-1719), un samurái que en el siglo XVIII se retiró a las montañas para escribir las reglas del bushidō, con la intención de que fueran útiles a las generaciones venideras.

Se trata de un compendio de los ideales de los bushi tradicionalistas. En los años de Tsunetomo muchos bushi despreciaban las viejas usanzas de los de su clase y se enriquecían con ardides considerados innobles por las personas civilizadas del Japón de la era Tokugawa, como el comercio (en aquella época los comerciantes eran el último eslabón de la pirámide social en Japón). Esto le movió a escribir este libro en el que se describe por primera vez el bushidō, es decir el código guerrero de los samurái.

continuación se presenta un fragmento del hagakure que habla sobre la forma correcta de criticar o corregir a otras personas.


La critica a los demás:

Reprender y corregir a alguien por sus errores es importante. Este acto esencialmente caritativo es la primera obligación del Samurai. Pero hay que esforzarse en hacerlo de la manera conveniente. En efecto, es fácil encontrar cualidades y defectos en la conducta del prójimo. También es igualmente fácil criticarlo. 

La mayoría de las personas se imaginan que es por gentileza que dicen a los otros lo que no desean oír, y si alguna vez sus críticas son mal acogidas, piensan que los otros son incurables. Tal manera de pensar no es razonable. La misma da tan malos resultados como colocar a alguien en una situación embarazosa o bien como si alguien los insultara. Esto no es más que una mala manera de sacar lo que nos pesa en el corazón.


La crítica sólo debe intervenir después de haber discernido si la persona la aceptará o no, después que uno se ha hecho amigo de ella, de haber compartido sus intereses y de haberse comportado de manera tal que nos concede su entera confianza para que tenga fe en nuestras palabras. Luego interviene el tacto. Hay que sentir el buen momento y la buena manera de ejercer su crítica - por carta o al regresar de una reunión particularmente agradable-. Hay que empezar comentando nuestras propias fallas y luego llevar a su interlocutor a comprender, sin pronunciar más palabras de las necesarias.

Hay que alabar sus méritos; esforzarse en darle ánimos, en preparar su humor; volverlo tan receptivo a las observaciones del mismo modo que el hombre sediento lo es al agua. Es entonces cuando hay que corregir sus errores. La crítica constructiva es delicada.

Sé por experiencia que las costumbres malas y antiguas, no ceden sin fuerza. Me parece que la actitud más caritativa consiste, para todos los Samurais al servicio de un mismo Daimyo, en ser benevolentes y amistosos los unos con los otros, y corregir mutuamente sus errores para servir luego al Daimyo. Poniendo a alguien voluntariamente en una situación embarazosa no se hace nada constructivo. ¿Cómo puedes corregir a alguien si lo difamas?


Sobre el autor:

Yamamoto Tsunetomo (山本常朝 12 de junio de 1659-1719) fue un samurái vasallo del clan Nabeshima, de la provincia Hizen. Tuvo una frágil salud en su infancia, y, a la edad de nueve años, su señor, Nabeshima Mitsushige, le tomó a su servicio. 

Se dedicó durante treinta años a su señor y a su clan, llegando a convertirse en un guerrero samurái altamente respetado. Al llegar Yamamoto Tsunetomo a los cuarenta y un años de edad, en 1700, Nabeshima Mitsushige fallece. Tsunetomo no pudo tomar la vía del suicidio ritual, el seppuku, puesto que su señor lo había anulado como práctica en 1660.
Opta por retirarse, influenciado por el budismo y el confucionismo, a un monasterio cerca del castillo de Saga, en Kyushu. Allí es donde, desde 1709 hasta 1716, Yamamoto Tsunetomo se reúne con el joven Tashiro Tsuramoto, que unifica todas sus lecciones en el HagakureEl Camino del Samurái, que pasa a ser su obra más conocida. El Hagakure se guardó en secreto en el clan Nabeshima durante dos siglos, hasta que finalmente se hizo público en la era Meiji. Desde entonces, el Hagakure ha influenciando el desarrollo de una cultura, así como ha servido de base para el bushidō.

miércoles, 23 de enero de 2013

Orígenes y conductas en el Bushido


Bushido
El Bushido, que literalmente significa "El Camino del Guerrero", se desarrolló en Japón entre las eras Heian y Tokugawa (Siglo IX-XII d.C). El Bushido era el código, la ley, que regía las vidas de los samuráis, una clase de guerreros similares militarmente a los caballeros medievales europeos, pero radicalmente distintos a ellos en sus vidas cotidianas, fuera de la guerra. Los samuráis seguían un ceremonial específico cada día de su vida, así como en la guerra.


Los factores que hicieron el Bushido son pocos y sencillos. Así de simple, el Bushido creó un modo de vida para mantener unida a una nación a través de sus tiempos más problemáticos, a través de guerras civiles, desesperación e incertidumbre. Nacido a la vez de la filosofía, la religión y las artes marciales orientales, el Bushido encuentra sus principales fuentes en las tres escuelas de pensamiento oriental más influyentes del Japón feudal: el Budismo Zen, el Confucionismo y el Sintoísmo, tres corrientes filosófico-religiosas que, durante mucho tiempo (y aún hoy en día) dividirá a la población japonesa en confucionistas, budistas y sintoístas. Sin embargo, en torno al siglo X d.C, estos tres pensamientos tan dispares y a la vez tan parecidos entre sí concordarían para dar lugar a un código ético-moral-militar único, tanto en su concepción como en su mensaje, pues este código pone el énfasis en la lealtad, el auto-sacrificio, la justicia, el sentido de la vergüenza, la educación, la pureza de espíritu, la modestia, la humildad, el espíritu marcial, el honor y el amor.


Del Budismo, el Bushido toma la relación con el peligro y la muerte. El samurai no teme a la muerte ya que cree, tal como enseña el Budismo, que tras la muerte se reencarnarán y volverán a vivir otra vida en la tierra. Los samuráis son guerreros desde el instante en que se transforman en samuráis hasta el momento de su muerte, ellos no tienen miedo al peligro. Además a través del Zen, una escuela del budismo, se puede alcanzar el definitivo "absoluto". La meditación Zen enseña como concentrarse y alcanzar un nivel de pensamiento que no puede ser explicado con palabras. El Zen enseña como conocerse a sí mismo y no limitarse. El samurai utilizaba esto como una herramienta para desembarazarse del miedo, la inseguridad y finalmente los errores. Estas debilidades podrían matarlo.

El Sintoísmo, otra doctrina japonesa, da al Bushido su lealtad y patriotismo. El Sintoísmo [1]  incluye la veneración a los ancestros, lo cual hace a la Familia imperial la fuente de la nación. Esto da al Emperador una reverencia casi divina. El es la representación del Cielo en la Tierra. Con semejante lealtad, el samurai se compromete con el Emperador y a su Daimyo [2] o señor feudal, samurai de mayor rango. El Sintoísmo también proporciona la columna vertebral del patriotismo y el respeto hacia su propio país, Japón. Ellos creen que la Tierra no está para satisfacer sus necesidades mundanas, es la residencia sagrada de los dioses, los espíritus de sus antecesores... Bajo este convencimiento La Tierra es así respetada, cuidada, protegida, alimentada y amada por el hecho de estar haciendo uso de una maravilla que no les pertenece.

El Confucionismo proporciona sus creencias en las relaciones con el mundo humano, su entorno y su familia. El Confucionismo da importancia a las 5 relaciones morales entre maestro y siervo, padre e hijo, marido y esposa, hermanos mayor y menor, y amigo y amigo. Son estas relaciones con los demás lo que persigue el samurai. Sin embargo el samurai no está de acuerdo con muchos de los escritos de Confucio. El samurai cree que el hombre no debe sentarse y pasarse todo el día leyendo libros, ni debería estar escribiendo poesías todo el día: un intelectual especialista era considerado como una máquina. En vez de eso el Bushido cree que el hombre y el universo fueron hechos para ser semejantes tanto en espíritu como en actitud. Un samurai es pues un hombre de acción reflexivo.


Junto con esas virtudes, el Bushido también sigue con sumo respeto la justicia, benevolencia, amor, sinceridad, honestidad, y auto-control. La justicia es uno de los principales factores en el código del samurai: caminos torcidos y acciones injustas son consideradas denigrantes e inhumanas. El amor y benevolencia eran virtudes supremas y actos dignos de un príncipe, no había mayor gloria para un samurai que la de poder ayudar a los demás. La sinceridad y la honestidad eran tan valoradas como sus vidas. Bushi no ichi-gon o "La palabra de un samurai" trasciende a un mero pacto de confianza y completa fe. Cuando un samurai daba su palabra era su propia vida lo que ponía como garantía, razón por la cual ningún pacto, tarea o misión de un samurai fue jamás recogida por escrito. El samurai también necesitaba un completo auto-control y estoicismo para ser totalmente honroso. No debían mostrar en público signos de dolor o alegría. Soporta todo interiormente, ya que tiene prohibido gemir ni llorar. Siempre mostraba un comportamiento calmado y una compostura mental que hacían que ninguna pasión de ningún tipo debería interponerse. Esta educación tan dura era necesaria para llegar a ser un verdadero y completo guerrero, y los samuráis lo aceptaban.

En Japón la clase guerrera era conocida como samuráis, también llamada bushi. Formaron una clase durante los siglos IX y XII. Emergieron de las provincias de Japón para transformarse en la clase gobernante, hasta su declive y total abolición en 1876, durante la era Meiji. Los samuráis eran luchadores expertos en las artes marciales. Tenían notable habilidad con el arco y la espada y también eran grandes jinetes. Pero lo que de verdad fascinaba al pueblo llano japonés era su modo de vida, la lealtad total del samurai a su Emperador y a su Daimyo. Los japoneses sabían que los samuráis eran honestos y de total confianza, vivían vidas frugales sin intereses en la riqueza y cosas materiales, pero con gran interés en el orgullo y honor. Eran hombres de valor verdadero, los samuráis no temían a la muerte y por eso entablaban batalla sin importar cuales fueran las dificultades. Morir en la guerra reportaría honor a su familia y a su señor.

Los samuráis preferían luchar solos y cuerpo a cuerpo, sólo utilizaban el arco cuando la batalla era masiva y nunca lo hacían de buen grado, pues consideraban las armas a distancia innobles de un guerrero. Esta especial filosofía de combate hacía que la gente viera a los samuráis como la antítesis de los ninjas [3] . En batalla un Samurai "invocaría" el nombre de su familia, rango y hazañas. Entonces buscaría un oponente de similar rango y batallarían. Una circunstancia propia de los samuráis que a los occidentales nos suele horrorizar es el hecho de que, cuando un samurai acaba con su oponente en buena lid, le decapita para así tras la batalla retornar con las cabezas de los oponentes vencidos que acreditar así su victoria. Las cabezas de los generales y aquellos con alto rango que el samurai había vencido eran transportadas de vuelta a la capital y mostradas en las celebraciones y similares para gloria del guerrero vencedor.


Pero sin duda, lo que más nos impresiona a los occidentales de esta clase guerrera era la disposición que tenían para morir, hasta el punto de que la única salida para un samurai derrotado en combate y aún con vida, era el suicidio ritual: el seppuku. Seppuku [4], que significa “desentrañamiento”, es un ritual sagrado por el cual una persona entrega su vida a cambio de recuperar el honor perdido en vida. Este ritual consta de dos fases, la primera es el corte en sí, un corte profundo en el vientre, de izquierda a derecha y con un ligero descenso de la trayectoria, provocado con una de las armas de la persona que desea restaurar su honor y efectuado siempre por sí misma. La muerte se produce por la pérdida de sangre. El objetivo es que la persona que efectúa el seppuku no sólo muera, sino que sus entrañas queden expuestas, de ahí el nombre. La segunda fase es la decapitación del cuerpo ya inerte, y debe hacerlo una persona querida de la persona que decide hacerse el seppuku. En el caso de los samuráis, el que efectuaba la decapitación era otro samurai amigo suyo. Esta forma de suicido también se realizaba cuando un samurai iba a ser capturado e interrogado por el enemigo, aún cuando no hubiera sido derrotado en combate. Los samuráis también recurrían al seppuku para dar ejemplo a sus semejantes (en particular a sus superiores), pues si un samurai recibía una orden de su Daimyo con la que no estaba de acuerdo, el samurai no podía negarse a cumplirla, excepto claro si recurría al seppuku para advertir con su muerte al Daimyo de lo erróneo de su conducta: debe ser duro para un general de campo ver como tus hombres prefieren morir a cumplir tus órdenes. No es de extrañar, y es que un samurai preferiría matarse a si mismo antes que traer deshonor y desgracia al nombre de su familia y a su Señor. Esto era considerado un acto de verdadero honor.


Y así, con este código de conducta tan duro y a la vez tan coherente, los samuráis alcanzaron su máximo esplendor durante los años 1400 y 1500 d. c. En torno al 1600 los distintos feudos del Japón se unieron por fin, y con ello la paz llegó al país del Sol Naciente, las batallas habían cesado por fin. Entonces, avanzado el final de la era Tokugawa, entre el 1700 y 1800 d.C, Japón comenzó a abrirse al resto del mundo y se encaminó hacia una vida más modernizada, mas "occidental", un mundo donde los samuráis (convertidos ahora en poco más que justicieros nómadas) ya no tenían cabida. Los samuráis y su modo de vida fueron oficialmente abolidos en los primeros años de 1870. No había lugar para los hombres de honor, para los guerreros, para los samuráis…y con todo no han sido olvidados, es algo que da que pensar.


[1]  El Sintoísmo es, hoy día, la religión dominante de Japón. Es una de las facetas japonesas que más choca a los occidentales, sobre todo esa veneración y respeto a los muertos. Es más, en Japón no creen en fantasmas, están convencidos de su existencia como entes malignos de personas innobles atrapadas entre los dos mundos. Todas esas películas japonesas de fantasmas que ahora están tan en boga no son más que historias y leyendas reales (en el sentido de que se han contado) que han circulado durante años en Japón.
[2]  Título con que se designaba a los samuráis de mayor rango, generalmente nobles y señores feudales japoneses, que seguían a su vez el código Bushido. Su figura era la contraposición de los Shogun, los dictadores japoneses que gobernaron el país hasta  mediados del siglo XIX, aunque se sabe que más de un Daimyo cedió al poder y abandonó el código Bushido para abrazar los excesos y riquezas del shogunado.
[3]  El ninja o shinobi era otra clase de guerrero japonés. La clase shinobi era la encargada del espionaje y de cometer asesinatos sin ser vistos. Esta metodología de lucha era muy mal vista y por eso los guerreros ninja gozaban de muy mala fama. Sin embargo se sabe que, al igual que los bushi, los shinobi poseían su propio código de honor, el ninpo, y que llegar a ser shinobi exigía tanto sacrificio y dedicación como la necesaria para llegar a ser un samurai.
[4]  También conocido como Hara-Kiri.

Fuente: http://img7.xooimage.com/files/c/4/7/an-nimo_-_bushido..._samurai-1496a85.pdf

miércoles, 2 de enero de 2013

Shomenuchi Ikkyo: ¿Contrario a los principios del Aikido?

Shomenuchi Ikkyo es probablemente la más practicada de todas las técnicas de Aikido. Muchos instructores consideran esta técnica como el pilar de los principios del Aikido y a menudo comienza sus sesiones de práctica con Shomenuchi Ikkyo Omote. Además, es sabido que el fundador lo enseñó extensamente antes y después de la guerra. ¿Cómo se practica hoy en día esta técnica, típicamente en los dojos de aikido? Uke inicia el ataque con un golpe de shomenuchi a tori. Tori recibe el golpe, empuja hacia atrás o al costado el brazo del atacante, mientras da un paso adelante con el pie trasero, para desequilibrar al atacante, y finalmente aplica ikkyo. Esta es, por supuesto, una descripción muy simplificada de lo que es verdaderamente un proceso físico complejo, pero cualquier aikidoka reconocerá la pauta de movimientos a la que me refiero. 

Durante los años, he practicado esta técnica de la manera que he descrito arriba, en clases dictadas por numerosos maestros. Yo siempre he encontrado shomenuchi ikkyo omote, difícil de ejecutar suavemente, desde que la sincronización para encontrar el ataque de shomenuchi es crítica. Si uno se demora una fracción de segundo en responder al golpe atacante, la técnica puede llegar a ser un choque de fuerzas opuestas, que acaba en una batalla por determinar quién tiene las caderas más fijas o la mayor fuerza de brazo y hombro. 

Al contrario de otras técnicas básicas de Aikido, tal como el yokomenuchi shihonage, o con el munetsuki kotegaeshi, y con numerosas otras técnicas, donde el idea es quitarse a sí mismo de la línea de ataque, uniéndose con el poder entrante, para poder entonces aplicar una técnica apropiada, seguida de una torsión. Aquí la fuerza no es la mayor consideración desde que la técnica no implica confrontación directa. Tales técnicas son claramente “apreciadas como aiki” en su manifestación física. Por largo tiempo yo atribuí mi dificultad a ejecutar shomenuchi ikkyo a mi incapacidad para captar el concepto fundamental o a una técnica generalmente pobre. Entonces en 1973, 11 años después de comenzar el Aikido, fui expuesto a un método diferente de práctica. Estuve entrenando un mes en Shingu, en la Prefectura de Wakayama, con Michio Hikitsuchi Sensei. El enfoque de Sensei Hikitsuchi implicó que tori verdaderamente iniciara la técnica, un atemi a la cabeza del uke. Uke, era forzado a proteger su cabeza bloqueando el atemi, y entonces, desde que era desequilibrado, era tirado fácilmente. 



Practicar de esta manera fue nuevo a mí y, no lo disfruté. El ritmo de entrenamiento era muy rápido y, en el papel de uke, tan pronto como me levantaba, después de ser tirado, la mano del compañero estaba otra vez en mi cara. ¿Pensé a mi mismo, “Cómo puede ser esto Aikido, si yo, el atacante, soy atacado?” Unos pocos años después  en 1977, me mude permanentemente a Japón y entrené en el Dojo de Iwama bajo Morihiro Saito Sensei. Allí shomenuchi ikkyo se practicaba de manera semejante. Tori iniciaba la técnica con un atemi, uke bloqueaba y era tirado luego para ser inmovilizado. Saito Sensei declaró que esta era la técnica tal y cómo fue enseñada por el fundador Morihei Ueshiba en los años siguientes a la segunda Guerra mundial. Yo me acostumbré finalmente al shomenuchi ikkyo practicado de esta manera y no experimenté mayor dificultad para ejecutar la técnica.

Posteriormente en 1981 al entrevistar a uno de los uchideshi de la preguerra de Morihei Ueshiba Sensei, yo vi por la primera vez el manual técnico Budo al que nosotros hemos aludido a menudo en las páginas del Aiki News.


El fundador describe la ejecución correcta del shomenuchi ikkyo en las siguientes palabras: “1) Avanzar la pierna derecha y golpear a la cara del compañero con la mano derecha. El compañero bloquea con su mano derecha. 2) Agarrar la muñeca derecha del compañero con su mano derecha y su codo firmemente también  con la mano izquierda. 3) Torcer las caderas, llevar abajo el brazo del compañero, en una espiral y enfrente de usted, entonces dar un paso profundo con su pierna izquierda. 4) Llevar la pierna derecha hacia adelante. 5) Apretar la rodilla izquierda en la axila derecha del compañero y, con su mano derecha que esta agarra la muñeca, extender el brazo e inmovilizar” (AN#48, las págs. 8-9).

Es bastante claro cómo el fundador realizó esta importante técnica básica en 1938 cuándo el libro Budo fue publicado. Algunos quizás digan que las técnicas publicadas en este manual representan aiki budo de preguerra y que las técnicas del fundador cambiaron después de la guerra. Eso sería correcto, pero sólo hasta cierto punto. Hay evidencia clara que O´Sensei enseñó muchas técnicas básicas de Aikido de una manera muy semejante a su estilo de la preguerra aún después de la guerra y durante el período de Iwama y por lo menos hasta mediados de los 50s. En las películas del fundador durante sus años finales, él ejecuta shomenuchi ikkyo omote sin mover mucho los pies, pero él nunca esperaba al atacante para lanzar un poderoso golpe arriba. El siempre estaba adelante en el ataque y nunca chocaba con uke. Atribuyo su falta de juego de piernas y taisabaki poco claro, vistos durante esta etapa tardía de su vida, a su edad avanzada y la consecuente incapacidad de moverse tan libremente como lo hizo una vez.



Personalmente considero las explicaciones del fundador de las técnicas básicas contenidas en las páginas de Budo, y tal como fueron enseñadas durante los años de Iwama, la “gramática” del Aikido.

Raramente el Aikido es enseñado de esta manera hoy en día, pero nuestra comprensión histórica del arte ha avanzado al grado en que la metodología técnica y pedagógica de Morihei Ueshiba ha sido bien documentada. Que estos métodos se consideren todavía importantes para el Aikido, es evidenciado por la autorización por parte del Doshu Kisshomaru Ueshiba para la publicación de una traducción inglesa del libro Budo por la prestigiosa casa Kodansha que lo publica. Además, se espera pronto una inminente reedición del libro en idioma japonés. El Aikido, a causa de su extraordinaria característica como un arte marcial ético, parece destinado a atraer un numero cada vez más mayor de seguidores a través del mundo.


Por lo tanto, su contenido técnico estará bajo cercano escrutinio, y el arte, para bien o para mal, será comparado con otras artes marciales. Si la base para efectuar tales comparaciones con otras artes, son las técnicas practicadas de una manera informal, como técnicas de baile, que ignoran los principios marciales fundamentales del Aikido de Morihei Ueshiba, me temo que el Aikido se encuentra gravemente falto de sentido técnico. Los practicantes avanzados de Aikido, y especialmente los dojos operativos, se deben a sí mismos y al arte una reevaluación progresiva del contenido de su instrucción básica  ¿Los ataques durante la práctica son sinceros y energéticos? ¿Se rompe el equilibrio del atacante antes de aplicar la presión o ejecutar un lanzamiento? ¿Se ejecuta el lanzamiento limpiamente y es seguido con un movimiento efectivo de inmovilización que impide algún escape? Estas son las cosas que siempre deben ser tenidas en cuenta. Y finalmente, aunque nosotros no podamos aprender más directamente del fundador, su legado permanece para todo que el que desee tomar el problema para explorar el genio de sus teorías y técnicas.

Por Stanley Pranin
Aiki News #91 (Spring 1992)
Traducido por Aikido Journal

Fuente: http://www.facebook.com/notes/aikido-universitas/shomenuchi-ikkyo-contrario-a-los-principios-del-aikido/561588983868045